Cómo mi Vida me ha traído aquí y ahora
Voy a explicar brevemente de donde parto, o sea, mi vida. Pretendo así que os hagáis una idea de cual es el dibujo inicial, por si eso pudiera ayudar a otros también.
Quiero hacer una mención aparte sobre la Fe. Siempre he sentido una profunda Fe, certeza diría; anhelo realmente. Desde muy niño.
Con los años debatí con amigos y busqué, siempre busqué, respuestas. Fui encontrando respuestas parciales, hasta ahora. No me sorprende mucho lo que he descubierto, ya lo sabía en realidad.
Nací en el año 1963, en Vitoria, España. Fui un niño muy sensible, inteligente e inocente en un hogar lleno de conflictos y dolor. Recuerdo muy poco de mi infancia, casi todo miedo y tristeza, mis recuerdos son casi inexistentes hasta los 12 años. En ese momento mi familia se cambia de hogar, y en el nuevo destino conozco a quienes serian mis amigos de adolescencia y juventud. Años llenos de experiencias y de búsqueda de "plenitud"; de hacer locuras y de ser casi por completo inconsciente. Esta etapa fue quizás la más "feliz". De todos modos tuvo terribles acontecimientos y bastante sufrimiento. Para que os hagáis una idea a los 17 años me vi envuelto en una situación en la que me dispararon (y me dieron) y otra persona resulto muerta.
Supongo que la Vida intentaba enseñarme ciertas lecciones e iba preparando el terreno para lo que llegaría…
Al fin a los 20 años hice "crack", sufrí un ataque de pánico, algo que en aquellas fechas no se conocía en absoluto. Me refugie en mi hogar y me pase los siguientes 5 años sin apenas salir de casa, muerto de miedo. Envuelto en un infierno de ansiedad, depresión, y deseos de huir de esta vida.
Entre los 20 y los 40 años tuve épocas malas y menos malas.
Resumiendo mucho, se puede decir que a pesar de llevar a cabo ciertas actividades, en ocasiones por impulso, alguna incluso sorprendente (como viajar hasta Chile, teniendo que tomar un vuelo transcontinental, con un pavor enorme a volar), decía, que resumiendo se puede decir que nunca me recupere. El miedo estaba ahí, profundamente enterrado, el miedo a vivir
Una puerta empieza a abrirse
Un buen día estaba con unos amigos y uno de ellos comento que alguien le había aplicado en un codo dolorido algo llamado Reiki. Me intereso el tema inmediatamente. En poco tiempo me informé y unas semanas después recibí el primer grado de Reiki, en una bella ceremonia.
Bueno, al día siguiente me levante lleno de energía y necesidad de cambio. Puse el hogar de mis padres patas arriba para hacer una limpieza general, En fin, algo había comenzado a cambiar. También por aquella época conocí a alguien muy especial. Ella poseía una profunda sabiduría de un modo difícil de explicar, como si hubiera nacido así. El caso es que la relación con ella me trajo además de muchas otras cosas, una necesidad enorme de mejorar. Comencé por desear aprender a escuchar, y seguí con otras cosas. De esos días viene la costumbre de utilizar una pared de mi habitación como tablón de anuncios donde escribo en folios cosas que me ayudan a mejorar. Esto fue lo que escribí en esa primera ocasión: "Escuchar y no interrumpir (a xara) A todos. CONFIANZA EN MI "
A día de hoy, tengo en una de las paredes de la habitación mas de 20 folios pegados y una gran cartulina, con indicaciones del camino a seguir para mejorar, que de vez en cuando observo y repaso, tomando buena nota.
Esto fue en el 2005 y el primer grado de Reiki a finales de año.
Como siempre en la vida se dieron una serie de carambolas, "casualidades" y me encontré visitando a una polarista al principio de 2006. Algo nuevo y especial estaba a punto de ocurrir, la terapia de polaridad estaba entrando en mi vida y nada volvería a ser igual.
Desde el primer momento conecté profundamente con mi terapeuta de polaridad. Ella enseguida me pidió que "bajara" a tierra y aceptara que estaba en este mundo. Comenzó un intenso y largo proceso de desbloqueo de canales de energía, chacras, y muchas cosas más, algunas de las cuales ni se que son. Ese proceso aun sigue a día de hoy, y está envuelto en él un cambio en algún nivel de todos los aspectos de mi vida. El silencio interior (poder del ahora) y la terapia de polaridad son maravillosamente compatibles y complementarios, por lo que mi experiencia me ha enseñado.
Comencé a pasear respirando y abriendo mi pecho, levantando la vista y caminando erguido. Comencé a meditar, sentado en una silla, observando simplemente la respiración al principio.
Y aconsejado por ella y otro amigo casi a la vez, leí "El poder del ahora" una primera vez.
"Devoré" el libro, me pareció una Verdad Absoluta. Quede fascinado e impresionado, y claro, deseoso de alcanzar el "final" de ese camino que se mostraba. No suele ser una buena idea querer alcanzar el final de algo sin haber vivido ni el principio. En fin, contaré más tarde un poco más sobre ese primer acercamiento erróneo.
Toda mi vida había tenido fuertes dolores de cabeza (que han desaparecido totalmente) una vez al mes más o menos. Una noche me encontraba sufriendo un fortísimo dolor de cabeza y sin poder dormir y "surgió" una inspiración. "Llevar a cabo un ayuno, y realizar el camino de santiago" eso fue todo. Por aquel entonces fumaba como un carretero, llevaba haciéndolo así desde los 14 años.
Al intentar hacer el ayuno me di cuenta de que no era capaz de dejar de fumar ni unas horas, y una cosa llevo a la otra y aunque no hice el ayuno (jajaja), dejé de fumar.
También me embarque en el camino de santiago, empresa enorme para alguien como yo, después de media vida encerrado en casa.
Muchas experiencias en ese viaje, pero deseo ser breve, solo diré que como todo en la vida, me ayudo mucho a conocerme mas y a conocer a otros. Diré también que cuando llegue a lo alto de las primeras montañas de Galicia y observé el horizonte majestuoso algo ocurrió… quizás un primer "silencio".
Termine el viaje y volví a mi hogar, la casa de mis padres…
Deseo de llegar al final del camino sin haber dado ni un paso, la caída
Verano de 2006. Al regresar a la vida cotidiana, casi sin darme cuenta se me empezó a hacer poco satisfactoria y muy cuesta arriba. Deseaba alcanzar la calma y paz de la que se hablaba en "el poder del ahora", pero quería alcanzarla desde la mente, llegar a ese presunto "fin" pensando en ello, hablando de ello (en exceso) con amigos y personas afines.
Viéndolo con cierta perspectiva lo único que hacia era intentar progresar de la manera que había conocido hasta entonces, la manera mental de vivir, o sea que actuaba lógicamente pero equivocado. Se requería algo nuevo, que mas tarde descubriría, para avanzar en este recién descubierto camino.
También era incapaz de aceptar que estaba de nuevo en la casa de mis padres, bajo sus normas y con sus asuntos y rollos. Haber estado un intenso mes fuera en el viaje, me dio cierta sensación de libertad que al volver se había esfumado de repente.
Me tome mi tiempo, fui descendiendo una vez mas en el pozo de la tristeza y la depresión. Estaba de mal humor y resentido con todo y con todos, era incapaz de aceptar mi vida tal como era en ese momento.
Seguía esforzándome por mejorar y avanzar en todos los sentidos, pero había perdido el rumbo, aunque yo no era capaz de darme cuenta.
La Vida una vez más vino en mi auxilio…
Se limitó a darme un "meneo" para que reaccionara. Suena bien, y estuvo bien, no obstante debo decir que lo que ocurrió para el observador externo es que sufrí una apendicitis, que se complicó en una grave peritonitis.
Los doctores cuando hablaron con mi madre tras la operación le dijeron que había habido mucha infección y que había que esperar a ver como reaccionaba, el asunto era grave.
Me recuperé plenamente gracias a Dios, aunque me había quedado muy débil y necesité un mes para restablecerme por completo. Estábamos a principios de 2007.
El comienzo del ejercicio espiritual, empieza el viaje
Viéndolo con cierta perspectiva lo único que hacia era intentar progresar de la manera que había conocido hasta entonces, la manera mental de vivir, o sea que actuaba lógicamente pero equivocado. Se requería algo nuevo, que mas tarde descubriría, para avanzar en este recién descubierto camino.
También era incapaz de aceptar que estaba de nuevo en la casa de mis padres, bajo sus normas y con sus asuntos y rollos. Haber estado un intenso mes fuera en el viaje, me dio cierta sensación de libertad que al volver se había esfumado de repente.
Me tome mi tiempo, fui descendiendo una vez mas en el pozo de la tristeza y la depresión. Estaba de mal humor y resentido con todo y con todos, era incapaz de aceptar mi vida tal como era en ese momento.
Seguía esforzándome por mejorar y avanzar en todos los sentidos, pero había perdido el rumbo, aunque yo no era capaz de darme cuenta.
La Vida una vez más vino en mi auxilio…
Se limitó a darme un "meneo" para que reaccionara. Suena bien, y estuvo bien, no obstante debo decir que lo que ocurrió para el observador externo es que sufrí una apendicitis, que se complicó en una grave peritonitis.
Los doctores cuando hablaron con mi madre tras la operación le dijeron que había habido mucha infección y que había que esperar a ver como reaccionaba, el asunto era grave.
Me recuperé plenamente gracias a Dios, aunque me había quedado muy débil y necesité un mes para restablecerme por completo. Estábamos a principios de 2007.
El comienzo del ejercicio espiritual, empieza el viaje
Volví a leer el libro "el poder del ahora", pero en esta ocasión lo hice con mas calma, con mas pausa. Parecía como si me hubiera vuelto más "paciente".
Sin habérmelo propuesto muy en serio, casi de un modo casual un día comencé a practicar. En el paseo que daba de forma habitual comencé a observar lo que ocurría en mi cabeza durante el paseo. Comencé a observar mi mente y mis pensamientos. Lo hacia una y otra vez durante todo el paseo. Había ocasiones en las que me "perdía" en una "charla" mental y "regresaba" al cabo de varios minutos; no importaba, volvía a "mirar" una y otra vez.
Así estuve muchos días, semanas quizás. Era un gran esfuerzo, y algunas veces agotador y hacia desear "dejarse llevar" y no esforzarse tanto, pero continué.
Me asuste un poco pensando que quizás estaba actuando de modo obsesivo, ya que esa costumbre de observar comenzó a trasladarse a otras horas de mis días.
No tenía nada que temer, poco tiempo después descubrí que todo iba muy bien y los primeros frutos empezaban a brotar.
Esos primeros frutos se dieron en forma de "sentir" los pájaros, los árboles de los parques, "sentir" las nubes cuando las veía en el cielo como "moviéndose a cámara lenta", el espacio entre edificios, las calles y sus edificios mirando a lo lejos y la distancia a algo en el horizonte y la sensación de que "todo ocurría a la vez" cuando en todo lo anterior estaban también las personas. Por ejemplo observar toda una calle con las personas en ella y a la vez el cielo con nubes y un avión con personas dentro. Muy difícil de explicar más a fondo, me temo. Son sensaciones que se deben experimentar para entender a fondo. Fueron pequeñas cosas que me resulta incluso difícil de contar, ya que se han ido incorporando a mi experiencia e incluso han ido evolucionando.
Muy agradable fue también algo mas "mundano", me di cuenta que uno de los vicios que tenia mi mente era repetir la ultima "escena" de mi vida cuando me relacionaba con alguien o la ultima frase y comentario, una y otra vez. Comencé a observar que ocurría mucho y al ir observándolo una y otra vez ha ido poco a poco desapareciendo esa costumbre mental.
Otra cosa que empezó a ocurrir, me "veía" a mi mismo a punto de decir algo, observaba ese algo y decidía que era mejor permanecer callado.
Al principio resulto un poco difícil, ya que no sabia muy bien como observar la mente o como mantenerme presente y observando la vida. No obstante poco a poco han ido surgiendo herramientas que he ido manejando con mas soltura. Como por ejemplo cuando escucho a alguien, sentir a la vez mis manos y pies (cuerpo interno), o sentir la tierra bajo mis pies. O cuando una idea surge durante mi paseo y quiere atención poder pensar en ella manteniéndome presente mas o menos a la vez, o si no, centrarme en alguna sensación interna y de ese modo volver al presente y "salir" de la mente.
Otra parte de la practica espiritual que he estado llevando a cabo es sentir el cuerpo interno, muchas veces en cada día. Al principio solo podía en las manos, pero poco a poco he podido en más zonas del cuerpo. Especialmente difícil al menos para mi, pero muy interesante y creo que productivo es intentar sentir el cuerpo interno en las relaciones con otros. La mayoría de las veces me pierdo, pero en ocasiones estoy ahí y es muy agradable y estimulante, aunque sigue siendo un esfuerzo.
También al acostarme permanezco boca arriba sintiendo mi cuerpo, su interior. Escucho, observo, siento, sin prisa y con paciencia. Unos días estoy muy cansado y me quedo dormido sin más. Otros días siento muchas cosas durante largo rato y luego me duermo.
Sin habérmelo propuesto muy en serio, casi de un modo casual un día comencé a practicar. En el paseo que daba de forma habitual comencé a observar lo que ocurría en mi cabeza durante el paseo. Comencé a observar mi mente y mis pensamientos. Lo hacia una y otra vez durante todo el paseo. Había ocasiones en las que me "perdía" en una "charla" mental y "regresaba" al cabo de varios minutos; no importaba, volvía a "mirar" una y otra vez.
Así estuve muchos días, semanas quizás. Era un gran esfuerzo, y algunas veces agotador y hacia desear "dejarse llevar" y no esforzarse tanto, pero continué.
Me asuste un poco pensando que quizás estaba actuando de modo obsesivo, ya que esa costumbre de observar comenzó a trasladarse a otras horas de mis días.
No tenía nada que temer, poco tiempo después descubrí que todo iba muy bien y los primeros frutos empezaban a brotar.
Esos primeros frutos se dieron en forma de "sentir" los pájaros, los árboles de los parques, "sentir" las nubes cuando las veía en el cielo como "moviéndose a cámara lenta", el espacio entre edificios, las calles y sus edificios mirando a lo lejos y la distancia a algo en el horizonte y la sensación de que "todo ocurría a la vez" cuando en todo lo anterior estaban también las personas. Por ejemplo observar toda una calle con las personas en ella y a la vez el cielo con nubes y un avión con personas dentro. Muy difícil de explicar más a fondo, me temo. Son sensaciones que se deben experimentar para entender a fondo. Fueron pequeñas cosas que me resulta incluso difícil de contar, ya que se han ido incorporando a mi experiencia e incluso han ido evolucionando.
Muy agradable fue también algo mas "mundano", me di cuenta que uno de los vicios que tenia mi mente era repetir la ultima "escena" de mi vida cuando me relacionaba con alguien o la ultima frase y comentario, una y otra vez. Comencé a observar que ocurría mucho y al ir observándolo una y otra vez ha ido poco a poco desapareciendo esa costumbre mental.
Otra cosa que empezó a ocurrir, me "veía" a mi mismo a punto de decir algo, observaba ese algo y decidía que era mejor permanecer callado.
Al principio resulto un poco difícil, ya que no sabia muy bien como observar la mente o como mantenerme presente y observando la vida. No obstante poco a poco han ido surgiendo herramientas que he ido manejando con mas soltura. Como por ejemplo cuando escucho a alguien, sentir a la vez mis manos y pies (cuerpo interno), o sentir la tierra bajo mis pies. O cuando una idea surge durante mi paseo y quiere atención poder pensar en ella manteniéndome presente mas o menos a la vez, o si no, centrarme en alguna sensación interna y de ese modo volver al presente y "salir" de la mente.
Otra parte de la practica espiritual que he estado llevando a cabo es sentir el cuerpo interno, muchas veces en cada día. Al principio solo podía en las manos, pero poco a poco he podido en más zonas del cuerpo. Especialmente difícil al menos para mi, pero muy interesante y creo que productivo es intentar sentir el cuerpo interno en las relaciones con otros. La mayoría de las veces me pierdo, pero en ocasiones estoy ahí y es muy agradable y estimulante, aunque sigue siendo un esfuerzo.
También al acostarme permanezco boca arriba sintiendo mi cuerpo, su interior. Escucho, observo, siento, sin prisa y con paciencia. Unos días estoy muy cansado y me quedo dormido sin más. Otros días siento muchas cosas durante largo rato y luego me duermo.
El trabajo de aceptación, del hogar, sobre todo
Las personas afirman que aceptan las cosas que les pasan en la vida. Creo que se engañan y realmente no las aceptan e intentan entenderlas, justificarlas, cambiarlas; se sienten enfadados y rabiosos "¿Por qué a mi ¿" "La vida es injusta" etc. etc.
He podido vivir la magia de la aceptación, al menos aceptación parcial y es impresionante, lo que te molestaba, te ponía RABIOSO, deja de tener importancia y deja de hacerte sufrir.
Voy a contar como lo hice más o menos:
Toda mi vida he ODIADO la forma de comportarse de algunas personas, pero principalmente de mi padre y mi madre, con los que además he vivido siempre. No se debe confundir con odiarles a ellos, a ellos les quiero muchísimo. Lo que odiaba es su forma de hacer las cosas, sus manías, sus defectos, sus limitaciones. Cuando actuaban en ocasiones, del modo habitual claro, parecía como si estuvieran actuando para mí, para fastidiarme. Como si estuvieran actuando de "cara al exterior" sin darse cuenta.
Muy a menudo, cualquiera de esos comportamientos que siempre me molestaban, rebasaba el vaso y me hacia estallar. Me convertía en alguien diferente y chillaba, gritaba, me enfadaba hasta extremos terribles. Sentía tanta RABIA, IRA, AGRESIVIDAD que deseaba ROMPER ALGO o a alguien o incluso a mi mismo…
Siempre hubo un límite, el de la violencia física que no traspase, siempre conseguí mantener un resto de autocontrol, gracias a Dios, aunque quizás no todo el mundo consiga mantenerlo y me temo que son victimas de si mismos, no verdugos.
Otra forma de explicarlo es que quería que dejaran de hacer esto o aquello, o que hicieran tal o cual cosa. DESEABA que cambiaran su forma de actuar, ya que era errónea a mis ojos, y además si la cambiaban todo estaría bien.
¡¡ Que tonto era ¡!
La cosa era más sencilla, solo debía de cambiar yo…
Volvamos a la aceptación, tenia la INTENCION de aceptar y comencé a intentarlo.
Una y otra vez, durante meses, cuando surgía algo que me sacaba de mis casillas intentaba aceptarlo, y a la vez intentaba no estallar y mantenerme allí, seguir siendo consciente de lo que ocurría y al control de mis acciones.
Poco a poco fui consiguiendo pequeños logros.
Me enfadaba, gritaba (menos que antes) pero al cabo de un rato me tranquilizaba y me sentía FATAL y hacia algo que me costaba mucho.
Me disculpaba.
Me disculpaba con mi madre principalmente que es con quien mas a menudo solía tener roces.
El disculparme era incomodo.
Cuando me daba cuenta que debía hacerlo casi me daban ganas de renunciar.
Pero iba y me disculpaba.
Una vez hecho me sentía mejor y un poco distinto, en cada ocasión.
Fui aceptando, y mágicamente pareció perder importancia.
Aun sigo en el proceso a día de hoy. Quizás cada 15 o 20 días me "veo" a mi mismo comenzando con una ligera irritación por algo que ellos han hecho y rápidamente me "obligo" a dejar el tema. Aceptarlo y ya está.
La suma de la aceptación progresiva y el estar todo lo "presente" (aquí y ahora) que voy logrando estar, poco a poco, ha mejorado enormemente las relaciones con mis padres, con mi hermana que viene de vez en cuando y el ambiente en el hogar en general.
Se podría decir que yo me "he rendido", que ellos se han salido con la suya.
Si, efectivamente.
Y es lo mejor que he podido hacer en mi vida.
Eso nos esta trayendo poco a poco una cierta y agradable paz en el hogar.
Seguramente también soy "un poco menos yo que antes", y es una magnifica noticia, creo que por eso siento ese agradable calor en mi interior y esa calma y alegría en ocasiones.
Comienza a emerger el silencio interior
He podido vivir la magia de la aceptación, al menos aceptación parcial y es impresionante, lo que te molestaba, te ponía RABIOSO, deja de tener importancia y deja de hacerte sufrir.
Voy a contar como lo hice más o menos:
Toda mi vida he ODIADO la forma de comportarse de algunas personas, pero principalmente de mi padre y mi madre, con los que además he vivido siempre. No se debe confundir con odiarles a ellos, a ellos les quiero muchísimo. Lo que odiaba es su forma de hacer las cosas, sus manías, sus defectos, sus limitaciones. Cuando actuaban en ocasiones, del modo habitual claro, parecía como si estuvieran actuando para mí, para fastidiarme. Como si estuvieran actuando de "cara al exterior" sin darse cuenta.
Muy a menudo, cualquiera de esos comportamientos que siempre me molestaban, rebasaba el vaso y me hacia estallar. Me convertía en alguien diferente y chillaba, gritaba, me enfadaba hasta extremos terribles. Sentía tanta RABIA, IRA, AGRESIVIDAD que deseaba ROMPER ALGO o a alguien o incluso a mi mismo…
Siempre hubo un límite, el de la violencia física que no traspase, siempre conseguí mantener un resto de autocontrol, gracias a Dios, aunque quizás no todo el mundo consiga mantenerlo y me temo que son victimas de si mismos, no verdugos.
Otra forma de explicarlo es que quería que dejaran de hacer esto o aquello, o que hicieran tal o cual cosa. DESEABA que cambiaran su forma de actuar, ya que era errónea a mis ojos, y además si la cambiaban todo estaría bien.
¡¡ Que tonto era ¡!
La cosa era más sencilla, solo debía de cambiar yo…
Volvamos a la aceptación, tenia la INTENCION de aceptar y comencé a intentarlo.
Una y otra vez, durante meses, cuando surgía algo que me sacaba de mis casillas intentaba aceptarlo, y a la vez intentaba no estallar y mantenerme allí, seguir siendo consciente de lo que ocurría y al control de mis acciones.
Poco a poco fui consiguiendo pequeños logros.
Me enfadaba, gritaba (menos que antes) pero al cabo de un rato me tranquilizaba y me sentía FATAL y hacia algo que me costaba mucho.
Me disculpaba.
Me disculpaba con mi madre principalmente que es con quien mas a menudo solía tener roces.
El disculparme era incomodo.
Cuando me daba cuenta que debía hacerlo casi me daban ganas de renunciar.
Pero iba y me disculpaba.
Una vez hecho me sentía mejor y un poco distinto, en cada ocasión.
Fui aceptando, y mágicamente pareció perder importancia.
Aun sigo en el proceso a día de hoy. Quizás cada 15 o 20 días me "veo" a mi mismo comenzando con una ligera irritación por algo que ellos han hecho y rápidamente me "obligo" a dejar el tema. Aceptarlo y ya está.
La suma de la aceptación progresiva y el estar todo lo "presente" (aquí y ahora) que voy logrando estar, poco a poco, ha mejorado enormemente las relaciones con mis padres, con mi hermana que viene de vez en cuando y el ambiente en el hogar en general.
Se podría decir que yo me "he rendido", que ellos se han salido con la suya.
Si, efectivamente.
Y es lo mejor que he podido hacer en mi vida.
Eso nos esta trayendo poco a poco una cierta y agradable paz en el hogar.
Seguramente también soy "un poco menos yo que antes", y es una magnifica noticia, creo que por eso siento ese agradable calor en mi interior y esa calma y alegría en ocasiones.
Comienza a emerger el silencio interior
Y un buen día ocurrió.
Estaba en el baño, era tarde y todo estaba en calma. De pronto me di cuenta del silencio, nunca antes lo había sentido así, como en el interior de la cabeza, como llegando desde la nuca. Trayendo bienestar y calma.
Por supuesto esa sensación de silencio, me ha ayudado a seguir con la práctica espiritual con más facilidad.
El silencio de mi cabeza ha ido evolucionando rápidamente a lo largo de estos meses, ahora lo siento no solo en la cabeza, si no también en el cuello y el pecho, bajando incluso por los brazos hacia las manos. Siento ese silencio en las manos y en las piernas. El silencio baja de la planta de los pies, "fundiéndose" con la tierra. Lo siento como algo calido y como un ligero peso, como casi cosquilleante y vibrante.
No siento el silencio todo el tiempo, no aun. Debo estar atento y observar o escuchar. Algunos días es mas fácil, otros menos fácil.
Ya casi nunca me altero, suelo reaccionar adecuadamente en casi todas las ocasiones. Nunca me enfado ya. Cuando mi mente empieza a criticar a alguien en mi interior me suelo dar cuenta y me detengo.
"Siento" ese silencio en el interior y a veces observo el cielo, las nubes y las montañas y doy gracias, y pido ayuda para todos los seres; y siento algo al fondo muy al fondo pero muy muy presente, algo grande, algo "mágico" cosquilleando en el límite de mi consciencia.